La parcela donde se levantan los nuevos juzgados de la localidad de Almendralejo (oeste español) es de una forma triangular muy irregular. Este hecho determinó las características del diseño finalmente impulsado por los arquitectos E. Bardají & Asociados. El edificio final consta de dos partes, unidas entre sí, pero distinguibles en todo momento.

Siguiendo procesos constructivos basados en modelos sostenibles, el diseño y ejecución del edificio ha sido desarrollado utilizando oficios y materiales propios de la zona, como son el granito y la madera de cerezo. La idea del proyecto inicial del estudio de arquitectura E. Bardají & Asociados fue integrarlo en su entorno, no solo físico, sino territorial y social. El edificio emerge como una mole granítica de berrocales propios de esta zona de España, tallados como sedimento de la mejor arquitectura desarrollada al calor de la conquista del nuevo mundo. El acceso asemeja la proa de un barco. La estructura de la fachada, de vidrio, busca mostrar la transparencia y claridad, símbolos importantes en la tarea de la justicia.

Las características del diseño se evidencian cuando el espectador accede al vestíbulo, realmente majestuoso, desarrollado en dos alturas. Desde él se percibe con total claridad la escalera principal y el juego de ascensores. La conexión del vestíbulo con el patio interior sirve de referencia visual y organiza el conjunto arquitectónico de un modo simple y eficiente.

Las zonas de uso público quedan iluminadas y ventiladas mediante el patio interior, que permite aportar al edificio un control mayor en su gasto energético. Las salas de vistas están unidas entre sí por un gran espacio longitudinal distribuidor. En la misma planta baja, la sala de bodas de doble altura, enfatiza su condición de espacio de celebraciones con una iluminación cenital que no solo confiere un carácter dramático y teatral a la pieza, sino que se refleja en las fachadas y cubiertas organizando volumétricamente el edificio.

Los despachos de jueces y secretarios están iluminados directamente desde el exterior. Las dos secretarías situadas en los extremos de la edificación reciben la iluminación desde el perímetro exterior del edificio. La composición de las fachadas descansa por igual en el reflejo exterior de las complejas geometrías interiores y en una adecuación plástica a las arquitecturas meridionales más tradicionales de la zona.

Por sus inmejorables propiedades, los arquitectos hicieron uso de acero galvanizado para toda la estructura metálica, oculta a los ojos del espectador, pero permanente en el edificio durante décadas.