- Obra: Torre del Agua. Exposición Internacional Zaragoza 2008
- Situación: Meandro de Ranillas, Recinto de la EXPO 2008, Zaragoza
- Autor: Enrique de Teresa Trilla
- Promotor: Expoagua Zaragoza 2008
- Constructora: O.H.L. - CELSA
La Torre del Agua de la EXPO de Zaragoza 2008 se inserta en el parque metropolitano del meandro de Ranillas, en el río Ebro. Tanto sus formas como sus espacios quieren ser expresión de las nociones de fluidez y de movimiento, junto con las de transparencia y ligereza, características, todas ellas, que asociamos al elemento que da sentido y fundamento a la exposición: el agua.
Existe una decisión de proyecto que resulta esencial: la distinción entre un zócalo, que permite el asiento eficaz del edificio al resolver las diferentes cotas del terreno, y un gran fuste, que constituye la torre propiamente dicha. El zócalo es un cuerpo trapezoidal masivo, construido en hormigón blanco. El fuste es una construcción ligera, sinuosa, cuya piel es un muro cortina de vidrio protegido por un parasol que asume la figura de un doble helicoide.
El espacio interior es el principal protagonista del edificio, una suma de dos grandes ámbitos vacíos: una gran sala diáfana, horizontal, que ocupa el nivel superior del zócalo, cuyo techo se abre mediante una figura curvilínea para descubrir el fuste superior de la torre. El espacio adquiere, de este modo, una tensión vertical que lo eleva. Dentro de este espacio horadado, aparecen las escaleras, los ascensores panorámicos y los conductos vistos de instalaciones. Todos estos elementos refuerzan la condición ascensional y vertical de la torre.
La torre es un pabellón en altura, donde se crea un itinerario en forma de doble rampa helicoidal que circunda todo el perímetro sinuoso hasta alcanzar la culminación del espacio superior que remata la torre. Este camino permite, además de contemplar el espacio interior, cumplir un papel de mirador continuo hacia el ámbito próximo de la Expo o la visión más lejana de la ciudad histórica y el territorio circundante.
La rampa y el parasol exterior, realizados con acero galvanizado, son elementos característicos y definidores de la imagen final de la Torre del Agua. El matiz singular que este material permite obtener viene dado por el tratamiento superficial diferenciado con el que se emplea: así, en el entorno más próximo al vidrio, se aprovecha el aspecto satinado del acero galvanizado para absorber el exceso de brillos de la superficie vítrea, mientras que en el perímetro exterior, el material se cubre con pintura blanca con el fin de dibujar de manera contrastada el recorrido espiral de la rampa o parasol. Además de estos criterios, este material aporta durabilidad en elementos sometidos a condiciones de elevada agresividad ambiental exterior, al estar este edificio junto al río Ebro y expuesto al fuerte cierzo. Su ausencia de mantenimiento y su plena reciclabilidad contribuyen de forma significativa a la sostenibilidad medioambiental y a la economía global de la construcción.
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