El presente número incluye uno de esos colosales proyectos que hablan por sí mismos y precisan de pocas explicaciones: la Estación Central de Viena (Wien Hauptbahnhof).

Ha sido diseñada para convertirse en la principal estación ferroviaria de la ciudad de Viena. La aprobación municipal se formuló en diciembre de 2006 y las obras dieron inicio en junio de 2007. Su espectacular techo está construido en acero y vidrio, y desde el principio los arquitectos tuvieron muy claro que sería una estructura muy complicada de mantener. La opción elegida fue inmediata: elementos estructurales y de sujeción galvanizados, atornillados entre sí. ¿Se necesita acaso alguna justificación adicional para explicar la elección de nuestro material?