Las oficinas de la Embajada británica en Harare, Zimbabwe, consisten en una serie de cinco edificios de dos plantas ajustados a la máxima espartanidad de su encargo: simplicidad en el diseño, facilidad de construcción y durabilidad. Situado en condominio privado, el paisaje plano se compone de plantaciones autóctonas de árboles semi-maduros que ofrecen sombra.

Colocados de forma central, los dos edificios de hormigón, vinculados entre sí, crean una serie de patios de ambiente agradable tanto para funcionarios como para visitantes. Aunque los edificios están estructural y ambientalmente techados en plano, una serie de techos autoportantes proporcionan sombras a los edificios del norte debido a la peculariedad topográfica de Harare. Los umbráculos al este y oeste se forman por árboles indígenas que flanquean la avenida. Los árboles no sólo proporcionan sombra, también apantallan los edificios y dan privacidad.

Externamente, todos los edificios son de hormigón visto y emplean encofrado construido en chapa galvanizada. Las ventanas son de aluminio enmarcado y los techos de chapa de acero y las rejillas se apoyan sobre estructuras de acero galvanizado.

Internamente, los acabados son simples. La luz natural inunda al máximo las oficinas, ventiladas mediante chimeneas pasivas. El paisajismo exterior consiste predominantemente de hierba con avenidas de árboles autóctonos dispuestos de norte a sur. Las sombras ayudan a crear una sensación de calma fría.