Una torre se alza sobre la mansedumbre del paisaje rural. En lo más alto, dos depósitos con capacidad para 50.000 litros de agua reverberan en silencio.

Los arquitectos han emulado el aspecto y funcionalidad de las torres de soporte para tendidos eléctricos de alta tensión a la hora de diseñar esta extraña, pero bellísima, estructura. Los motivos no podían ser más inmediatos: la tecnología existente para su fabricación es abundante, y la relación costo - prestaciones que ofrece este tipo de construcción resulta sumamente favorable.

Los dos depósitos, dispuestos de forma paralela, producen un plano de simetría, aplicado a la totalidad de la estructura. Esta se dispone en forma de cuatro pórticos unidos por cruces de san Andrés. La considerable apertura de los puntos de apoyo dota a la torre de particular estabilidad ante esfuerzos horizontales transversales, confiándose la rigidez longitudinal a las uniones diagonales.

La forma prismática del habitáculo destinado a los depósitos permite la ubicación de la sala de valvulería y maquinaria en la planta inmediatamente inferior. El cerramiento se efectúa con traviesas nuevas ecológicas. La cara sur de la torre está preparada para recibir una instalación de paneles fotovoltaicos con el objetivo de procurar el autoabastecimiento energético de la instalación. Para facilitar el acceso y mantenimiento de los paneles se han dispuesto plataformas visitables a distintas alturas.

Es el acero galvanizado quien reina en esta extraordinaria torre, pese a asentir humildemente frente al brillo del acero inoxidable de los dos depósitos.